sábado, 29 de octubre de 2011

La Boda

Teníamos pensado planear la boda de otro modo. Escaparnos los dos a las Vegas, ni si quiera bajarnos del coche y casarnos con ropa cómoda.Pero cierta persona se decepcionaría muchísimo si yo hiciera algo así solo por el placer mío. Ya que mi futuro marido quería demostrar a todo el mundo que le pertenecía.
No sé como consiguió convencerme, quizá su cara de corderito degollado hubiera bastado, pero hizo todo para que yo no fuera las Vegas.
El día que decidí casarme oficialmente, ella me esperaba con una gran sonrisa en la cara, demasiado nerviosa para esperar dentro de la casa. Estaba muy excitada con las noticias que sabía que habíamos ido allí a comunicarle.
-¡Gracias!-gritó en cuanto bajamos del coche.

El gran día llegó. Demasiado rápido para mi gusto pero fue genial. Alice se encargó de todo, arregló el lugar de la ceremonia, mi vestido, el banquete, la lista de invitados...
Me puse muy nerviosa cuando llegó el momento de bajar y enfrentarme a la multitud de gente que me esperaba sonriendo. Alice me cogió de la muñecas y me dijo:
-Concéntrate, él te está esperando allí abajo.
Inhalé un trago de aire y le susurré a mi padre que no me dejara caer.
Cuando mis pies pasaron las traicioneras escaleras le busqué con la mirada, pero me distraje con la cantidad de adornos que había. Las flores blancas que colgaban en guirnaldas, vaporosos lazos en las sillas de los invitados envueltas en raso. Cada paso que daba me ruborizaba más y más.
Lo encontré al final del todo, de pie, delante de un arco con más flores y lazos. A su lado su padre y más invitados que en esos momentos tendrían que esperar .
Solo distinguía su rostro, que llenó mi visión e inundó mi mente.

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